Escudo de Llerena

Un poco de
Historia

El tañido limpio y animoso de las campanas nos descubre alumbrados por holgados arcos de medio punto de ladrillo al estilo mudéjar. Estamos en una amplia plaza, situados en frente a una fuente del siglo XVII diseñada por el maestro Francisco de Zurbarán, presidida por una estatua erigida en su honor. Sin duda estamos en la Plaza España de Llerena, el blanco armónico de sus edificios nos envuelve y el  constante y turbador repiquetear viene de la parroquia Nuestra Señora de la Granada, fundada a finales del siglo XIV. Descubrimos de un vistazo que la iglesia está formada por dos niveles, un primer nivel al estilo barroco y un segundo nivel de estilo mudéjar de gran originalidad. Coronando el edificio nos deslumbra una gran torre localizada a los pies del templo rematada por una artística giralda.

Turismo

Imagen Llerena

Decididos a conocer este sugestivo pueblo comenzamos por donde sabemos, que el toque de las campanas fue declarado Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO en 2022 y nos acercamos a la parroquia a descubrir de dónde sale ese inigualable sonido. Nuestra Señora de la Granada encierra tras su fachada barroca las campanas que han regulado multitud de aspectos de la vida festiva, ritual, laboral y cotidiana de los vecinos de la localidad, siempre accesibles y cordiales.

Estamos listos para recorrer plácidamente la ‘pequeña Atenas de Extremadura’, como se conoce a esta vital población. Nos deslizamos entre sus clásicos palacios, los restos de las imponentes murallas que una vez debieron protegerla y sus acogedoras casas y parroquias que han hecho del pueblo históricamente una férrea comunidad. Pasear por sus calles, vestidas de blanco y salpicadas de hierro forjado que engalana las fachadas de las viviendas, es toda una aventura arrobadora. También encontramos a nuestro paso dispersas por el casco histórico de la localidad un considerable número de viviendas de estilo mudéjar con portadas enmarcadas por alfiz, monumentales dinteles, ajimez y otros elementos decorativos característicos de este estilo.

Damos por casualidad con la espléndida Casa Maestral, muy cerca de la Plaza de España. Nos cuentan que fue inicialmente residencia de los Maestres de la Orden de Santiago en la ciudad y posterior sede inquisitorial donde se encontra[...]

Decididos a conocer este sugestivo pueblo comenzamos por donde sabemos, que el toque de las campanas fue declarado Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO en 2022 y nos acercamos a la parroquia a descubrir de dónde sale ese inigualable sonido. Nuestra Señora de la Granada encierra tras su fachada barroca las campanas que han regulado multitud de aspectos de la vida festiva, ritual, laboral y cotidiana de los vecinos de la localidad, siempre accesibles y cordiales.

Estamos listos para recorrer plácidamente la ‘pequeña Atenas de Extremadura’, como se conoce a esta vital población. Nos deslizamos entre sus clásicos palacios, los restos de las imponentes murallas que una vez debieron protegerla y sus acogedoras casas y parroquias que han hecho del pueblo históricamente una férrea comunidad. Pasear por sus calles, vestidas de blanco y salpicadas de hierro forjado que engalana las fachadas de las viviendas, es toda una aventura arrobadora. También encontramos a nuestro paso dispersas por el casco histórico de la localidad un considerable número de viviendas de estilo mudéjar con portadas enmarcadas por alfiz, monumentales dinteles, ajimez y otros elementos decorativos característicos de este estilo.

Damos por casualidad con la espléndida Casa Maestral, muy cerca de la Plaza de España. Nos cuentan que fue inicialmente residencia de los Maestres de la Orden de Santiago en la ciudad y posterior sede inquisitorial donde se encontraba el tribunal y la cárcel para los presos acusados por el Santo Oficio. Nos resultan llamativos los grafitos de los antiguos presos que fueron hallados en la restauración del edificio y que hoy se reproducen en el patio. Antes de salir, curioseamos un rato pensando en adquirir los cuidados productos artesanos realizados en diferentes talleres extremeños en su Sala de Promoción de la Artesanía.

Nos desplazamos, queriendo descubrir aún más la artesanía única de la región, al Palacio Episcopal de Llerena, que cobija los Premios Regionales de Artesanía. Orfebrería, seda, bordado, alfarería, metal o cerámica inundan las salas de este museo donde se respira actividad y creación. Paseamos fascinados por las salas repartidas alrededor del magnífico patio de estilo mudéjar y antiguos murales de representaciones religiosas y heráldicas.

Llerena se nos muestra como un refugio artístico, no únicamente por la arquitectura que envuelve la localidad de un ambiente fresco y singular, sino por las pinturas murales encontradas durante los trabajos de restauración del retablo de San Juan de Nepomuceno. Nos dirigimos a la iglesia de Santiago Apóstol para ver estas escenas descubiertas recientemente, que son únicas por su alto nivel de ejecución y corresponden artísticamente con la época del tardo gótico renacentista. Un secreto insólito que se ha guardado bien cuidado durante siglos.

Para deleitarnos hacemos una parada en el Convento de Santa Clara, único que se conserva, con la repostería de las monjas franciscanas. Satisfechos visitamos además la iglesia, que presenta una fachada de estilo clasicista; el museo religioso donde encontraremos entre otras cosas objetos litúrgicos y antiguos libros de canto; y el patio del claustro, un bellísimo patio cuadrangular enjabelgado muy bien conservado.

En Llerena descubriremos la leyenda del Rey Jalón y su hija, a la cual se le apareció la Virgen María. Desde la ciudad se nos ofrece una ruta de senderismo por la comarca, que lleva el nombre del antiguo rey, que se organiza cada año por parajes naturales excepcionales y que también podemos recorrer particularmente en cualquier época del año. A su vez, podremos recorrer aquí parte del Camino de Santiago de la Frontera en su ruta desde Cádiz a Badajoz.

Situada en la pintoresca Campiña Sur, Llerena es un destino que cautiva a quienes tienen el privilegio de conocerlo.

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Gastronomía

Imagen Receta

En el imaginario del viajero que se dirige a visitar Llerena, se asume que va a comer bien y no es para menos. Visita Extremadura, donde la gastronomía es un baluarte, una forma de vida y un orgullo para sus gentes. No, lo que el viajero no se espera es darse de bruces con un muestrario de platos y creaciones tan sumamente simple y a la vez tan agradablemente delicioso. Simple, porque Llerena es tierra de labradores y artesanos, que se ha servido durante siglos de las legumbres de sus huertas, de los cereales de su campiña y de los animales que criaban en sus hogares. 
Llerena es tierra de arraigo, de querencia por lo transmitido por sus ancestros. La ‘olla’, el guiso que no ha faltado jamás en cada hogar llerenense es el hilo conductor de su gastronomía. Esos pucheros, los potajes de garbanzos con bacalao y espinacas típicos de Semana Santa alrededor del que se sentaba toda la familia, perdura a día de hoy. 
Lo que también perdura es el gusto por las carnes. Ya sea de caza, de pluma y pelo o de carne doméstica. Un buen bodegón en el que se incluya embutido de jabalí, patés de ciervo, conejo en escabeche o perdiz con salvia, funcionará a la perfección con los mejores productos procedentes del cerdo. Mención especial a este último, pues Llerena vive como ningún otro pueblo, la fiesta de la matanza a pie de calle, convirtiéndose en un evento multitudinario y esperado. Sus orígenes se remontan a los tiempos de la Inquisición, con sede en[...]

En el imaginario del viajero que se dirige a visitar Llerena, se asume que va a comer bien y no es para menos. Visita Extremadura, donde la gastronomía es un baluarte, una forma de vida y un orgullo para sus gentes. No, lo que el viajero no se espera es darse de bruces con un muestrario de platos y creaciones tan sumamente simple y a la vez tan agradablemente delicioso. Simple, porque Llerena es tierra de labradores y artesanos, que se ha servido durante siglos de las legumbres de sus huertas, de los cereales de su campiña y de los animales que criaban en sus hogares. 
Llerena es tierra de arraigo, de querencia por lo transmitido por sus ancestros. La ‘olla’, el guiso que no ha faltado jamás en cada hogar llerenense es el hilo conductor de su gastronomía. Esos pucheros, los potajes de garbanzos con bacalao y espinacas típicos de Semana Santa alrededor del que se sentaba toda la familia, perdura a día de hoy. 
Lo que también perdura es el gusto por las carnes. Ya sea de caza, de pluma y pelo o de carne doméstica. Un buen bodegón en el que se incluya embutido de jabalí, patés de ciervo, conejo en escabeche o perdiz con salvia, funcionará a la perfección con los mejores productos procedentes del cerdo. Mención especial a este último, pues Llerena vive como ningún otro pueblo, la fiesta de la matanza a pie de calle, convirtiéndose en un evento multitudinario y esperado. Sus orígenes se remontan a los tiempos de la Inquisición, con sede en Llerena. El sacrificio del cerdo y chamuscado de su piel con la tradicional abulaga o aulaga se hace tradicionalmente en la calle porque los judíos y musulmanes conversos querían demostrar a sus convecinos que el cerdo formaba ya parte de su alimentación. El resultado a día de hoy es una fiesta que involucra a todo el pueblo y sus miles de visitantes.
Otra tradición que moldea la identidad llerenense es su caldereta extremeña. Guiso de pastores, este plato se remonta a la época de la trashumancia, cuando se comía lo que había en ese momento. Tierna carne de cordero o cabrito en una buena olla a fuego lento, con los condimentos que buenamente se pudieran conseguir. Todo ello guisado con paciencia desde primera hora, sin prisa, dejando que los ingredientes se cocieran bajo el fuego de una buena lumbre con madera de encina. Hoy en día es una tradición que perdura y se lleva a cabo en cualquier celebración en el campo con la familia y amigos. Todos reunidos en torno a un fuego, compartiendo tiempo, risas y vivencias.
Crisol de culturas, Llerena bebe con orgullo de las influencias de la cocina judía, árabe y cristiana, y ese aspecto es mucho más visible en la repostería. El uso del huevo, de la miel, la almendra, el azúcar… Todo está conectado, todo converge en una pastelería con alma y con corazón. Sí, con el ‘corazón de las monjas de Llerena’. Hablamos de una receta ancestral que tiene su origen en el Convento de Santa Clara, donde se elabora de forma artesanal, además de otras delicias como las ‘Clarisas de Llerena’, unas pastas con siglos de historia. 
El cariño y el gusto por las cosas bien hechas ha viajado generación tras generación hasta nuestros días, haciendo que los propios vecinos se interesen por la gastronomía y aprender nuevas formas de sorprender al paladar. Un ejemplo muy claro es el chocolate Moro. Dos vecinos de la localidad se embarcaron en un viaje en búsqueda de un chocolate excelente, hallando un concepto simple y que funciona: “bean to bar”, del grano a la tableta. Sin más. Un buen producto, cariño y paciencia para obtener un chocolate intenso, sutil y con un cuerpo que deja un regusto al terminar que te obliga a paladear de gusto. 
Es la esencia de esta tierra. El trabajo, el cariño, la constancia, el saber valorar lo tuyo y querer mejorarlo sin renunciar a la tradición. Llerena es un monumento, sí, ¡pero gastronómico! Cada año el pueblo celebra un merecido homenaje a su rica gastronomía con el evento Llerena, Monumento Gastronómico. Es un escaparate de excepción en el que la localidad se engalana y adorna sus patios de estilo mudéjar y otros rincones icónicos de su patrimonio para ofrecer cenas en las que los comensales viven un momento mágico, rodeados de un entorno espectacular y disfrutan de una cocina hecha con pasión y gusto, brindando por la vida, por el buen comer y la buena gente. Alzando sus copas por el sabor, la tradición, el respeto y la alegría por vivir un instante para el recuerdo en la Pequeña Atenas extremeña…

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Información


Juego

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Disfruta de Llerena y sus lugares más icónicos con este juego. Resuelve los retos y explora la localidad. ¡Disfruta Llerena!


Restaurantes

Bar La Barita
Casa Antonio
La Albuera
La Encina Café-Bar
La Muralla
Restaurante Puerta Valencia

Establecimientos Gastronómicos