Escudo de Baena

Un poco de
Historia

Entre golpes secos y sobrecogedores se congrega la multitud estremecida. El repique de las tamboradas aviva la sensibilidad de los congregados que comparten la misma ilusión y que más tarde se acompañarán unos a otros en el recogimiento. Las turbas de judíos, adscritas a las cofradías. Sobre su cabeza llevan un casco de metal del que cuelga una crin de caballo, la mitad la llevan negra, la otra mitad blanca. Nos encontramos en el corazón de Andalucía, en Baena, entre las maravillosas sierras subbéticas y las suaves ondulaciones de la soleada Campiña.

Turismo

Imagen Baena

Extendemos la mirada desde lo alto del Castillo de Baena, de planta cuadrada y origen árabe, por la amplia campiña teñida de un intenso color verde propio de los ancestrales y añejos olivares que se suceden inmersos en el paisaje cordobés. En esta fortaleza milenaria, hogar puntual de duques, príncipes y reyes, nos podemos sentir como antiguos vigías en sus torres que controlan toda la ciudad. Este es un punto estupendo de la antigua Almedina para trazar un recorrido por la historia de la región. Dirigimos la atención a la fachada de la Iglesia Conventual Madre de Dios, alba y singular se orienta al cruzar la Plaza del Palacio, en frente del castillo. En su interior nos podemos cautivar por su bóveda de la capilla mayor y contemplar los más de 60 cuadros que se ubican en el retablo. También son remarcables los coloridos azulejos que se conservan del siglo XVI y el coro de decoración plateresca. Si continuamos nuestro paseo por este digno pueblo andaluz daremos con la Iglesia de Santa María la Mayor que con su exquisito campanario deslumbra al visitante. Dentro apreciamos los elementos propios de la arquitectura cordobesa del S. XVI y una de las obras de arte más preciadas y aún conservadas: su gran reja que está a la altura de las existentes en los templos catedralicios más renombrados. Para disfrutar de lo más característico de la localidad, su distinguido y refinado aceite, nos desplazamos al Museo del Olivar y el Aceite ubicado en un antiguo molino d[...]

Extendemos la mirada desde lo alto del Castillo de Baena, de planta cuadrada y origen árabe, por la amplia campiña teñida de un intenso color verde propio de los ancestrales y añejos olivares que se suceden inmersos en el paisaje cordobés. En esta fortaleza milenaria, hogar puntual de duques, príncipes y reyes, nos podemos sentir como antiguos vigías en sus torres que controlan toda la ciudad. Este es un punto estupendo de la antigua Almedina para trazar un recorrido por la historia de la región. Dirigimos la atención a la fachada de la Iglesia Conventual Madre de Dios, alba y singular se orienta al cruzar la Plaza del Palacio, en frente del castillo. En su interior nos podemos cautivar por su bóveda de la capilla mayor y contemplar los más de 60 cuadros que se ubican en el retablo. También son remarcables los coloridos azulejos que se conservan del siglo XVI y el coro de decoración plateresca. Si continuamos nuestro paseo por este digno pueblo andaluz daremos con la Iglesia de Santa María la Mayor que con su exquisito campanario deslumbra al visitante. Dentro apreciamos los elementos propios de la arquitectura cordobesa del S. XVI y una de las obras de arte más preciadas y aún conservadas: su gran reja que está a la altura de las existentes en los templos catedralicios más renombrados. Para disfrutar de lo más característico de la localidad, su distinguido y refinado aceite, nos desplazamos al Museo del Olivar y el Aceite ubicado en un antiguo molino del siglo XIX. Nos contará la historia del cultivo más prestigioso de la cuenca mediterránea. Aprenderemos la vinculación del aceite de oliva con el mundo de las artes y la cocina, mientras que podremos visitar almazaras tradicionales, descubrir recetas gastronómicas o adquirir exquisitos productos artesanales elaborados a partir de la ondulada y gruesa madera del olivo de la zona. En la Casa de la Tercia, en pleno casco histórico de Baena, asistimos a un magnífico viaje al pasado gracias al Museo Arqueológico e Histórico que alberga este edificio emblemático. No sólo nos asombra el gran patio porticado, las importantes colecciones de arqueología, la mayoría procedentes de las excavaciones realizadas en el impresionante yacimiento de Torreparedones, que también se puede conocer, son las protagonistas, destacando las esculturas romanas del foro romano y el especial conjunto votivo del santuario. Dejando atrás la claustrofobia nos adentramos en la Cueva del Yeso introduciéndonos por sus sorprendentemente largas y espaciosas galerías cubiertas por yeso estratificado. Podemos disfrutar de una húmeda e interesante ruta espeleológica diferente de otras visitas que hayamos podido realizar. Nos despedimos en la Plaza Mayor de Baena, atendiendo a los edificios más emblemáticos de la ciudad, como el Ayuntamiento, la Casa del Monte o el Teatro. La amplitud de la plaza permitía en el pasado celebrar corridas de toros. Hoy suele ser el centro administrativo y social de este enclave andaluz único.

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Gastronomía

Imagen Receta

Baena ejemplifica como pocos pueblos aquello de ‘como en casa no se come en ningún lado’, pues en cada hogar se maneja un recetario con infinitas variaciones de un mismo plato. Es el gusto por la sencillez, el cariño por el producto de aquí y la evidente calidad de la materia prima lo que hace que la gastronomía baenense sea un reclamo turístico por sí solo. Alerta a navegantes: no hagas ningún comentario sobre aceites de oliva virgen extra de otras regiones sin haber probado el aceite D.O. Baena. Es su orgullo, la base de toda su cocina y presumen de él como nadie. No es exagerado, los premios nacionales e internacionales que han recibido sus caldos dorados lo acreditan. Mojado con pan en un simple platito, es todo un aperitivo gourmet. En una mesa con familiares o amigos no faltará nunca un buen vino para saborear y brindar por la alegría de disfrutar de un banquete con los seres queridos. Un buen vino de la bodega Jesús Nazareno, ya sea blanco, tinto o dulce, es el aderezo perfecto y esa nota diferente que convierte las comidas en veladas inolvidables, llenas de risas, anécdotas, sabor y alma. Como en muchos lugares, lo que ha hecho de Baena una gastronomía sorprendente es la evolución natural de la cocina de las abuelas y las madres a verdaderas propuestas de autor, dando nuevos giros y ofreciendo propuestas frescas que dan ese ‘punch’ a la hora de hincar el diente a cualquiera de estas delicias. Por ejemplo, ¿en qué lugar de Andalucía habías [...]

Baena ejemplifica como pocos pueblos aquello de ‘como en casa no se come en ningún lado’, pues en cada hogar se maneja un recetario con infinitas variaciones de un mismo plato. Es el gusto por la sencillez, el cariño por el producto de aquí y la evidente calidad de la materia prima lo que hace que la gastronomía baenense sea un reclamo turístico por sí solo. Alerta a navegantes: no hagas ningún comentario sobre aceites de oliva virgen extra de otras regiones sin haber probado el aceite D.O. Baena. Es su orgullo, la base de toda su cocina y presumen de él como nadie. No es exagerado, los premios nacionales e internacionales que han recibido sus caldos dorados lo acreditan. Mojado con pan en un simple platito, es todo un aperitivo gourmet. En una mesa con familiares o amigos no faltará nunca un buen vino para saborear y brindar por la alegría de disfrutar de un banquete con los seres queridos. Un buen vino de la bodega Jesús Nazareno, ya sea blanco, tinto o dulce, es el aderezo perfecto y esa nota diferente que convierte las comidas en veladas inolvidables, llenas de risas, anécdotas, sabor y alma. Como en muchos lugares, lo que ha hecho de Baena una gastronomía sorprendente es la evolución natural de la cocina de las abuelas y las madres a verdaderas propuestas de autor, dando nuevos giros y ofreciendo propuestas frescas que dan ese ‘punch’ a la hora de hincar el diente a cualquiera de estas delicias. Por ejemplo, ¿en qué lugar de Andalucía habías visto mojar salmorejo cordobés con unas berenjenas rebozadas? Pues en Baena es un snack de lo más popular. La fiesta sigue con un revoltillo baenense; la sencillez echa plato: espárragos, habas, ajetes, huevo y jamón. Vamos, lo que había en los hogares de toda la vida. Hoy en día es fácil encontrarlo en los restaurantes de la zona, presentado como una verdadera obra de altísima cocina. Un plato que equilibra adecuadamente la contundencia con el sabor es el famoso empedraíllo. Es una de esas recetas de siempre que esperabas pacientemente en la cocina mientras tu abuela se afanaba en echar a la cazuela el arroz, garbanzos, tomate, pimiento, cebolla, habichuelas, laurel, ajos, azafrán, sal, agua y un generoso chorro de aceite de Baena. Después a esperar, porque todo lo bueno, como en la vida, requiere de su paciencia. La de historias que se habrán contado alrededor de una buena perola de empedraíllo baenense… Un consejo para los más aprensivos: ¡no fiarse de las apariencias! Si os ofrecen unos buenos ratones, no frunzáis el ceño. Dejad que os presenten estas curiosas brochetas a base de riñones y lomo de cerdo, ensartados de forma alterna, bien fritos y guisados en un delicioso caldo a base de vino, sal, laurel, ajos y cebolla. Para quitarse el susto del cuerpo, nada mejor que una fresca naranja que, a priori, apetece, pero en Baena se queda en nada. Por eso, aquí te las presentan troceadas, con una pizca de agua y aceite de oliva, acompañadas de miel y pan de higo o bacalao, dotando a la creación de un balance exquisito con la acidez de la naranja, la suavidad de la miel y la intensidad del bacalao salado. Como buena tierra de contrastes y convivencia de culturas, Baena ejemplifica el legado de su herencia árabe a través de una repostería sublime en la que los manoletes, los pestiños o los panetillos de cortijo, pueblan los escaparates de las panaderías junto a las fabiolas o los roscos de vino. Almendra, miel, azúcar, canela y, otra vez más, aceite de la tierra. La sencillez llevada a su máximo exponente, regalando el máximo sabor posible. Hay un plato, que, si preguntáis a cualquier vecino de la localidad, lo citará como un resorte. Podéis hacer la prueba en vuestra visita, preguntando al primer lugareño con el que os crucéis: el mojete de papas. Cada uno te contará cómo lo preparaba su madre, su tía o su abuela. Oirás una decena de variantes, a cada cual más deliciosa. Quédate con lo importante: este plato se prepara a base de patatas, cebollas, ajo, tomate maduro rallado, pan, pimentón dulce, pimiento choricero, pimiento rojo y verde, agua, huevos, sal y aceite de oliva. Todos los elementos, cocinados con paciencia y bien integrados, conviven con las patatas previamente fritas en un guiso meloso al que, como paso final, se le añaden los huevos para que cuajen perfectamente. ¿El resultado? Mejor aprovisionarse de mucho pan porque hay que mojar y mucho.

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